Con las políticas actuales no hay futuro posible

Existe una corriente del pensamiento que sostiene que el petróleo está ligado a la actividad económica mundial de una manera muy contradictoria. Alega que si los precios del petróleo se colocan por encima de los 100 dólares/barril podría originarse una recesión global que llevaría a la baja a los precios del crudo de petróleo y, paradójicamente, también reduciría las inversiones en combustibles alternativos. Pero, es muy difícil calcular cuál sería el umbral de precios exacto, a partir del cual la economía entraría en recesión ya que la inestabilidad del precio del petróleo no puede ser adecuadamente descrita por los modelos económicos lineales tradicionales ni por los modelos empíricos globales.
Se requiere un análisis de sistemas para cuantificar los efectos asimétricos de las fluctuaciones de los precios. Muchos de estos trabajos coinciden en que, si bien el aumento de los precios del petróleo está asociado a una disminución del crecimiento económico, la disminución de los precios del petróleo tiene un efecto menor sobre el crecimiento.
Las razones de esta asimetría, en gran parte, son debidas a los costes de reasignación de los recursos entre los diferentes sectores económicos, a la composición de la demanda y a los impactos negativos que originan la falta de inversiones. Reciclar las competencias genéricas de los trabajadores no es algo que se puede hacer de la noche a la mañana. Lo mismo pasa con el abastecimiento de materiales que, si se encarecen algunas materias primas, el tiempo de adecuación a la nueva situación suele durar años mientras se producen los ajustes y progresan los materiales y sistemas de reciclaje alternativos.
La demanda de bienes duraderos es una incógnita. Sin embargo, es muy probable que el gasto de las familias y de las empresas se reduzca significativamente aunque el poder adquisitivo no haya variado mucho. Cuando hay crisis se suelen aplazar las inversiones importantes para más tarde porque motivos de prudencia ante las incertidumbres.
La magnitud de lo que representaría un aumento en el precio del petróleo sobre el PIB se describe por la elasticidad debida a los precios del petróleo-PIB. Esta elasticidad se define como el incremento porcentual del PIB dividido por el incremento porcentual del precio del petróleo. Elasticidad = ∆PIB/ ∆(precio del crudo)
La elasticidad media mundial suele estimarse en 0,055. Este valor de la elasticidad significa también que un aumento del 10% del precio del petróleo se traduciría en una disminución del 0,55% del PIB. Teniendo en cuenta que los precios reales del petróleo han aumentado en más de un 300% con respecto a los niveles de precios anteriores a 2000 y que prevé que sigan aumentando, no es muy difícil prever que las pérdidas absolutas en la economía serían cuantiosas y significativas.
Además, las economías en vías de desarrollo, que dependen en gran medida del petróleo importado que se utiliza, a menudo en procesos de fabricación ineficientes, se caracterizan por tener unas elasticidades a las variaciones de precios del crudo todavía más grandes y, por lo tanto, sufren mucho más los altos precios del petróleo que los países desarrollados.
De ello se deduce que los mecanismos que regulan las políticas internacionales eficaces, y que se coordinan entre los diferentes países, deberían entender, de manera tácita, que la elasticidad de los precios del petróleo-PIB habría que calcularla en el contexto de una economía que cuenta con un suministro de petróleo limitado.
Estas políticas reconocerían los argumentos comerciales de la reducción del consumo y operarían con un sentido de la urgencia para acelerar la transición al modelo alternativo de energía y para tomar medidas eficaces que faciliten la gestión de la demanda.
Las políticas dubitativas que se mantengan irresponsablemente haciendo más de lo mismo, mientras esperan inútilmente que se produzca un milagro que solucione la crisis que padece el modelo socioeconómico actual serán un estrepitoso fracaso. En efecto, el modelo actual se encuentra totalmente agotado y, en este contexto, el riesgo de unos elevados precios del petróleo provocaría consecuencias macroeconómicas muy negativas en el futuro.
Un agravamiento de la crisis exigirá tomar medidas políticas aún más drásticas para reducir la elasticidad del precio del petróleo-PIB. Las relaciones de auto-regulación del equilibrio entre los precios del petróleo y la actividad económica tendrán que romperse para promover la inversión en combustibles alternativos y favorecer la gestión de la demanda.
Estas medidas podrían complicarse y prolongar trágicamente la transición al nuevo modelo socioeconómico. Un modelo donde el desarrollo sostenible y la disminución gradual del consumo de combustibles fósiles primarán de manera especial las apuestas de futuro.
Autor: Juanjo Gabiña 24.05.10